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Conocemos las claves para superar una oposición al primer intento

today28 julio, 2025

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  • Gonzalo Sánchez logró una plaza como docente de FP tras solo un año de preparación. Su historia, contada junto a Antonio Reyes, directivo de la academia Premir, revela cómo estudiar con cabeza, apoyarse en el entorno más cercano y cuidar la salud mental pueden marcar la diferencia.

Redacción, 28 de julio de 2025.- En un país donde superar una oposición suele implicar años de preparación, renuncias y desgaste emocional, Gonzalo Sánchez rompe con todos los tópicos. Lo hizo “a la primera”. Y no por suerte, como él mismo afirma: “Esto no va de suerte, va de trabajo y método”.

En una conversación íntima y reflexiva en Radio Líder Santiago, Gonzalo compartió junto a Antonio Reyes, directivo de la academia Premir, los entresijos de su proceso opositor: desde el momento de quedarse sin trabajo, hasta el instante en que vio su nombre en la lista de aprobados con plaza. Su historia es también un espejo de cientos de personas que hoy se preparan para enfrentar el mismo reto.

Un camino que empieza con una decisión

Todo comenzó en septiembre de 2023. Tras perder su empleo, Gonzalo, con una vocación docente latente desde hacía años, decidió dar el paso: “Coincidió justo con el inicio de curso. Me matriculé en el máster del profesorado y me volqué en ello con plena convicción”.

Durante ese año, además, fue padre por primera vez. Lejos de verlo como un obstáculo, lo convirtió en una motivación adicional. “Fue un máster doble. Pero también me permitió estar mucho en casa, cerca de mi hijo y de mi pareja. Me organicé para estudiar, descansar y disfrutar de mi familia”.

El método Gonzalo: rutina, salud mental y apoyo

Uno de los aspectos más llamativos de su relato es la metodología con la que afrontó el estudio. “Lo primero que entendí fue que el descanso también forma parte de la oposición”, explicó. Para él, salir a caminar, hacer ejercicio antes de comer o dormir la siesta eran tan importantes como memorizar temas: “Quemarse no tiene sentido. Si tu cabeza no está bien, no rindes”.

Su jornada era clara y estructurada: comenzaba a las 9:00 de la mañana, con bloques de estudio intercalados con pausas breves, ejercicios físicos y desconexión. Por la tarde retomaba hasta las 20:00, momento en que asumía el cuidado de su hijo. “Estudiar sí, pero con límites. Saber cuándo parar también es opositar”.

Gonzalo no estudió solo. Su entorno fue clave: su suegra lo ayudaba con el niño cada mañana, su madre revisaba sus temas, y su pareja le ofrecía apoyo emocional. “Vivía como un universitario, pero con red. Sin esa ayuda, habría sido muchísimo más difícil”.

Un proceso con altibajos y el inevitable ‘muro’ de febrero

En la conversación, Antonio Reyes, con más de 20 años preparando opositores, lanzó una pregunta precisa: ¿cuál fue el peor momento? Gonzalo no dudó: febrero. “Llevas ya meses encerrado, miras atrás y ves todo lo que hiciste, pero aún queda muchísimo. Fue un momento de miedo e incertidumbre. Quería volver a septiembre y empezar otra vez con lo que ya sabía”.

Este “muro” psicológico es habitual. Reyes lo confirma: “Es el punto crítico. Pero si aguantas, si sigues, todo empieza a encajar. Las piezas se colocan solas”. Gonzalo coincide: “En un momento dado, sin darte cuenta, comienzas a relacionar los conceptos, a ver sentido en todo”.

Preparar en equipo un examen individual

Aunque estudiar es una actividad solitaria, Gonzalo lo vivió como una tarea en equipo: “Es como el ciclismo. Es individual, pero necesitas un equipo que te impulse. Premir fue ese equipo”.

También defendió la colaboración con otros opositores. “Con un compañero compartía dudas, nos ayudábamos. No hace falta tener un grupo muy grande, pero al menos una persona con la que compartir la carga, las preguntas, los miedos. Eso te sostiene”.

Antonio Reyes lo corroboró: “Los opositores generosos suelen tener mejores resultados. Quienes se aíslan o compiten, en el fondo lo hacen por inseguridad. Y eso no suele acabar bien”.

El día de las notas (y el subidón)

El relato de Gonzalo cobra fuerza cuando llega al esperado momento de la publicación de resultados. “La fase A la aprobé, pero con muchas dudas. Seguí preparando la fase B por pura fe. Estudiaba sin saber si iba a poder hacerla”.

Cuando llegaron las notas finales, apenas podía creerlo. “No me lo creía. Solo lo consultaba desde el ordenador, con certificado digital, para no obsesionarme. Y cuando lo vi, fue una mezcla de felicidad y alivio. Me deshice por dentro”.

Esa reacción es más común de lo que parece. Reyes asegura que muchos llaman a la academia para que alguien les confirme que lo que están viendo es real: “Es tan grande la tensión acumulada, que el aprobado cuesta procesarlo”.

Aulas en septiembre: del estudio al trabajo

Con plaza asegurada, Gonzalo comenzará a impartir clases en un centro de FP en Santiago el 1 de septiembre. Un proceso exprés que destaca por su inmediatez: “Lo bueno de esta oposición es que terminas y al mes ya estás en un aula”.

También se mostró ilusionado por esta nueva etapa: “Ahora empieza otra cosa. Pero estoy preparado. Sé lo que me ha costado llegar hasta aquí y pienso disfrutarlo”.

Premir, detrás del éxito (pero sin milagros)

Antonio Reyes quiso subrayar que el mérito es del alumno: “Premir pone el método, el camino, la experiencia. Pero si no hay compromiso, no hay resultado”. Aun así, las cifras son contundentes: 271 aprobados solo en Galicia este año, con un porcentaje inusualmente alto de éxitos al primer intento.

“Nuestra academia ofrece una metodología probada, pero no hacemos milagros. Lo repito siempre. El esfuerzo es del opositor”, remarcó Reyes.

Con más de 35 años preparando opositores en Galicia, Premir sigue siendo un referente. Abierta todo el verano, la academia ya prepara nuevas promociones, entre ellas las del SERGAS, que ha sacado más de 5.000 plazas.

Escrito por Líder Redacción

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