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Cuando una gotera se convierte en guerra: así evita el seguro de comunidad los dramas vecinales

today30 abril, 2025

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Radio Líder Santiago volvió a abrir el micrófono a El Asegurado Enterado, una sección que se ha ganado la simpatía de oyentes por arrojar luz sobre el mundo —a veces enrevesado— de los seguros. En esta ocasión, Elia Costas abordó un tema que concierne a millones de ciudadanos: el seguro de comunidades de propietarios.

Aunque la ley no lo exige en la mayoría del territorio español, tener un seguro de comunidad debería ser, según Costas, una decisión casi de sentido común. Basta imaginar una cornisa que cae, una gotera que afecta varios pisos, o una avería en el ascensor, para comprender por qué vivir sin esta protección es casi una temeridad.

¿Qué cubre este seguro? Mucho más de lo que imaginas

A diferencia del seguro del hogar individual, el seguro de comunidad protege los elementos comunes: tejado, fachadas, garajes, zonas ajardinadas, piscinas e incluso elementos privativos como tuberías o cristales, dependiendo de la póliza. También se puede extender a la responsabilidad civil de la comunidad, la junta directiva y hasta por contaminación accidental.

Uno de los grandes protagonistas en los partes de siniestro es el agua: filtraciones, tuberías rotas o humedades. Por eso, muchas comunidades optan por incluir también las tuberías privativas, cubriendo así lagunas que podrían dejar a un vecino sin protección si no cuenta con seguro individual.

Opciones a medida y mil detalles a tener en cuenta

Elia subrayó que los seguros de comunidad no son un producto único, sino una constelación de coberturas personalizables: desde daños eléctricos hasta inhabitabilidad del edificio. También se pueden incluir la rotura de cristales, la avería de maquinaria o los daños estéticos. El abanico es amplio y varía enormemente según la aseguradora.

Y como siempre, el diablo está en los detalles. Las franquicias —esas cantidades que paga el asegurado en caso de siniestro— pueden ser fijas o porcentuales, y una diferencia de redacción en el contrato puede significar cientos o miles de euros en el futuro.

¿Quién decide? ¿Quién paga?

Generalmente, el presidente de la comunidad o el administrador se encarga de solicitar presupuestos, pero la decisión final se toma en junta, con votación de los propietarios. Y claro, todos pagan: el seguro se cubre con las cuotas que abonan los vecinos.

Eso sí, no faltan los dilemas. Quien ya tiene seguro privado puede no querer pagar de más por algo que ya cubre su póliza, mientras otros vecinos quieren la máxima cobertura. En estos casos, los estatutos de la comunidad y el diálogo —a veces tenso— deciden el rumbo.

¿Y si hay dos seguros que cubren lo mismo?

Costas fue clara: no se puede cobrar doble. Si un siniestro está cubierto tanto por el seguro individual como por el de la comunidad, hay que notificar a ambas aseguradoras y se reparte el coste. Intentar cobrar dos veces es fraude, y puede salir muy caro.

El consejo más repetido: no elegir solo por precio

Elia concluyó con una reflexión potente: un seguro barato puede salir carísimo en caso de siniestro. De nada sirve ahorrar 50 euros al año si cuando se rompa una tubería o haya un incendio, el seguro apenas cubre los daños. Su recomendación es clara: mirar más allá del precio y entender qué cubre —y qué no— cada cláusula.

El seguro de comunidad es ese paraguas invisible que protege a todos los vecinos sin que apenas se note… hasta que llueve. Entender sus coberturas, contratar con transparencia y asesorarse bien puede marcar la diferencia entre una anécdota y un drama vecinal.

Más información útil en: elaseguradoenterado.com

Escrito por Líder Redacción

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