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Javier Sánchez de Dios, el periodismo incesante

today5 septiembre, 2024

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Se nos ha ido uno de los últimos referentes de aquella generación de periodistas gallegos a los que les tocó ser testigos de la Transición y de la conquista de la autonomía, una etapa apasionante a la vez que exigente para quien quisiera estar a la altura de las circunstancias. Muchos de ellos no habían estudiado Periodismo, ni Ciencias de la Información. Ni falta que le hacía. Lo suyo era vocacional. Sentían como una llamada. Accedían al oficio de contar lo que pasa porque les atraía, sin pensar en el alto coste personal de su desempeño, ni en la responsabilidad que conlleva. Alguno reconocía que en realidad no fue él quien escogió ser periodista, sino que fue el Periodismo quien lo eligió a él. Y eso imprime carácter.

Javier Sánchez de Dios fue mucho más que un profesional de los medios de comunicación. Profesó el periodismo como quien profesa una religión. Creía en lo que hacía. Se entregó a la tarea periodística a la manera de un sacerdocio, en cuerpo y alma, sin reservas. Sus años de estudiante en los jesuitas de Vigo le aportaron una amplia formación humanística y dotes de buen orador, que le fueron muy útiles en su faceta radiofónica. Sus memorables «homilías» matinales como él las llamaba, amenos y afilados análisis de la actualidad con que arrancaba su programa matinal en Radio Líder quedarán para siempre en la memoria de sus oyentes. En eso fue un auténtico adelantado, un mago del género monologal, tan apreciado hoy en la radio. Buena parte de su tirón, y también de su credibilidad, radicaba en su apasionada forma de decir las cosas.

También en su faceta de Prensa escrita -aunque se apuntó algunas exclusivas históricas-siempre se sintió más cómodo como columnista y creador de opinión que como informador, entrevistador o cronista.  Hoy a Javier Sánchez de Dios se le reconoce la condición de opinador influyente, de referencia en Galicia desde las páginas de «Faro de Vigo», su casa de toda la vida. Durante muchos años, sus columnas fueron tan leídas y comentadas como temidas en los ámbitos de poder. Sin embargo, quien más temor infundía no era el articulista que firmaba a diario una «crónica política» en el «diario decano de la prensa española», como le gustaba enfatizar, sino su alter ego, el autor de la celebérrima sección «Cuatro cosas». La firmaba como Paco Vedra (Paco de Francisco Javier y Vedra de Pontevedra). En eso también fue un adelantado, difundiendo información confidencial de fuentes solventes, no chismes ni bulos, sino los típicos rumores que suelen anteceder a las noticias.

La de Javier Sánchez ha sido una trayectoria profesional prolija y fecunda. Ahí se queda para siempre en las hemerotecas, en los archivos sonoros y ahora en la nube. Fueron miles de días que durante más medio siglo consagrados a sus tareas en la prensa y en la radio. Era periodista de la mañana a la noche. Con dedicación exclusiva. Sin horarios ni fechas en el calendario. El suyo fue un periodismo incesante. Y lo seguiría siendo de no haber acabado perdiendo la larga batalla que libró contra la parca. Peleó con entereza y dignidad. Sin darse nunca por vencido. Hasta el último aliento.

Artículo de opinión escrito por el periodista Fernando González Macías, publicado en el diario Faro de Vigo.

Escrito por Líder Redacción

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