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El ciclismo vive su edad dorada, con un presente y un futuro sobre ruedas

today31 julio, 2024

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  • Más de la mitad de los españoles de entre 14 y 70 años utiliza la bicicleta cada semana, la cifra más alta nunca registrada
  • La pandemia popularizó todavía más este medio de transporte, que transciende su papel como herramienta de movilidad en las ciudades o de deporte al aire libre para convertirse en el epicentro de un nuevo estilo de vida saludable
  • El cicloturismo se convierte en una nueva actividad económica que reaviva el territorio

¿Cuándo la bicicleta ha pasado de ser uno de los regalos estrella para los niños en la noche de Reyes y se ha convertido en un objeto de deseo de los adultos? ¿Quizás haya tenido que ver con ello el desafío climático, que ha provocado que las principales capitales europeas, como por ejemplo Ámsterdam, Barcelona o Copenhague, la tengan en el centro de sus planes de movilidad urbana? En España, Vitoria es considerada la ciudad mejor preparada para moverse en bicicleta, según un estudio de la OCU, por delante de Sevilla, Valencia y Barcelona. La capital catalana supera los 1.150 kilómetros de carriles bici, según datos del Ayuntamiento de Barcelona, y se sitúa como la ciudad española que más kilogramos de CO₂ ha ahorrado a la atmósfera, un total de 1,3 millones en 2023, según la plataforma deportiva Strava Metro.

La bicicleta ahora es más que un juguete de la infancia o una herramienta de los adultos para mantenerse en forma, puesto que ha ganado importancia en las grandes ciudades como parte de los planes de movilidad que buscan reducir la dependencia del coche y los niveles de contaminación para ofrecer un ecosistema más amigable y saludable a sus habitantes. La bicicleta se ha convertido en un nuevo estilo de vida que transciende el ocio activo, el turismo, la movilidad y el deporte, y los fusiona en una nueva concepción que va mucho más allá de cada uso particular.

Bicicletas para todo el mundo

En España, más de la mitad de las personas de entre 14 y 70 años, un 57,1 %, utilizan la bicicleta con cierta frecuencia, según el Barómetro de la Bicicleta de 2022. Son 20 millones de personas, y, de estas, un 30 % la usa cada día para ir a estudiar o a trabajar. Es decir, más de seis millones. «Las bicicletas se han convertido en objetos imprescindibles en muchos hogares españoles, puesto que familias enteras las usan habitualmente tanto para el ocio como por necesidad. Es incluso un fenómeno cultural que hace años que ha arraigado en nuestro imaginario», afirma José Óscar Plaza, periodista, profesor colaborador del grado de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y exdirector adjunto y actual colaborador de la revista mountainbiker.es.

La economía de la bicicleta

Montar en bicicleta, en edad adulta, a menudo se había visto como una actividad muy exigente físicamente y reservada a unos pocos realmente preparados para soportar la exigencia de este deporte. Pero el auge de su uso en las ciudades y su enorme éxito en los gimnasios, donde el ciclismo de interior –spinning– se ha convertido en una afición que atrae a personas de todas las edades para sudar la camiseta al ritmo de la música de moda, ha generado adeptos a este deporte en su forma aficionada. Son públicos y mercados, como señala Ana Jiménez, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experta en marketing, muy diferentes. «No tiene nada que ver el usuario de la bicicleta de montaña o de carretera con quien lo utiliza para moverse por la ciudad. Las campañas de comunicación de las marcas también tienen que ser diferentes», asegura la experta.

Ahora, cada vez más gente se aventura a hacer rutas, lo cual ha popularizado nuevas modalidades ciclistas como el gravel, que permite combinar pistas de carretera y de montaña, y ha motivado el ascenso de las ventas de las bicicletas asistidas con motores eléctricos, que ayudan a que la gente mayor o la que se encuentra en un estado de forma peor pueda continuar saliendo cada fin de semana a disfrutar de su deporte favorito.

La moda de las bicicletas de gravel y la irrupción de las bicicletas eléctricas, con precios medios por encima de los 1.500 y de los 3.000 euros, respectivamente, propiciaron que, por primera vez, el precio medio de una bicicleta vendida en España superara los mil euros (1.121, concretamente) en 2022, como recoge la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE). Según Jiménez, «las campañas de concienciación social, con los beneficios para la salud y el medio ambiente, y la inversión pública para fomentar este tipo de transporte» han favorecido estas tendencias.

A raíz de la pandemia, el Estado español pasó de vender medio millón más de bicicletas al año desde 2018 hasta 2020: de poco más de un millón de unidades facturadas a más de un millón y medio, según datos de AMBE. «A pesar de la pandemia y la ausencia de ciertos componentes de las bicicletas por los problemas logísticos derivados de la guerra de Ucrania, que rompieron el stock de muchas tiendas, el sector vivió una época de éxito como nunca había experimentado, aunque ahora sufra un cierto estancamiento a consecuencia de la sobreproducción con la que contrarrestó la alta demanda de los últimos años», reconoce Plaza. Un exceso de oferta como el actual que, según Jiménez, solo se puede compensar «con una bajada de precios o con el fomento de nuevos usos de las bicicletas».

Un informe de AMBE destaca que en 2023 se fabricaron más de 300.000 bicicletas en España, una cifra que duplica la de 2019, poco antes del estallido de la pandemia. La facturación, por encima de los 245 millones de euros, fue un 32 % superior a la de la prepandemia gracias a la fuerza comercial de las bicicletas eléctricas. Según datos de la misma asociación, el sector supera las 3.000 empresas y ocupa casi 25.000 personas de manera directa.

El cicloturismo, una nueva actividad económica que reaviva el territorio

En la actualidad, la mayoría de las grandes ciudades europeas cuentan con un sistema de alquiler de bicicletas, público o privado, una opción que permite utilizar este medio de transporte sin tener que adquirir una bicicleta, mantenerla y custodiarla, y que ha ayudado a extender su uso en todas partes, sin la necesidad de comprar una.

Precisamente la posibilidad de alquilar una bicicleta ha llegado a los lugares más recónditos de la geografía y ha sido la base del fenómeno del cicloturismo, que consiste en visitar lugares turísticos encima de una bici. «Siempre ha habido gente que ha hecho cicloturismo; pensemos en el camino de Santiago, por ejemplo. Pero recientemente han surgido iniciativas empresariales, con rutas como Montañas Vacías o el Camino del Cid, que aprovechan la orografía y los atractivos de la ‘Siberia española’ para ofrecer experiencias de turismo activo que cada vez atraen a más ciclistas», explica Plaza. Sin embargo, su efecto sobre un territorio despoblado es limitado, como reconoce Jiménez: «Es una actividad complementaria del turismo tradicional, pero no puede suplantar la carencia de industrialización ni la caída de la población», avisa la experta.

Según datos de la Federación Europea de Ciclistas (ECF), el cicloturismo genera cada año ingresos superiores a los 44.000 millones de euros en todo el continente, una parte muy importante de los 150.000 millones de euros que supone el conjunto de esta actividad, según un informe de la misma ECF, si se suman también la salud, la movilidad, la industria, etc. «Tener la oportunidad de visitar parajes naturales a golpe de pedal es un plan de ocio activo difícil de igualar con otras propuestas», dice Plaza. «La bicicleta ofrece una gran libertad de movimiento para recorrer cualquier lugar, elimina el habitual quebradero de cabeza que supone moverse en el transporte público de ciertos cascos urbanos, se puede aparcar con seguridad –y un buen candado– en casi cualquier lugar y, sobre todo, permite disfrutar del ejercicio y mantenerse en forma», concluye el experto.

Cataluña es de los lugares mejor preparados para el cicloturismo precisamente por su orografía y una red de vías verdes y carriles bici enorme que recorre todo su territorio. El clima, las carreteras, las veredas y los paisajes se han convertido en un imán para los que buscan recorrer el mundo sobre dos ruedas, en una forma de turismo responsable, sostenible y que se traduce en un estilo de vida saludable que combina el ocio con el deporte y la actividad física con el goce. Sin ir más lejos, la provincia de Girona acoge los entrenamientos de muchos equipos profesionales de ciclismo en carretera, sobre todo en pretemporada. Una tendencia que los expertos consideran que continuará creciendo en los próximos años, unida al auge de la bicicleta en términos generales y en todas las áreas en las que este medio de transporte participa. El futuro de la bicicleta va sobre ruedas. Y quien se monta y la prueba difícilmente vuelve a bajar de ella.

Escrito por Líder Redacción

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